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El cuento de hadas del Leicester City

  • Iker Lizarralde
  • 15 mar 2016
  • 8 Min. de lectura

Es la sensación del fútbol. La sorpresa de la Premier League. Un equipo que el año pasado luchaba por no descender ahora comanda la liga más competitiva del mundo y tiene muchas posibilidades de ganarla por primera vez en su historia.


En Leicester apenas viven 300.000 personas y sin embargo, todas ellas pueden presumir que el equipo de su ciudad es el actual líder indiscutible de la Premier League. Se trata de un milagro futbolístico, una proeza en el actual futbol de locos. Con el quinto presupuesto más bajo de la liga, este modesto club que hace 7 años estaba en la Tercera División inglesa y hace 2 ascendió a la élite del futbol inglés, se ha convertido en uno de los equipos más admirados del panorama futbolístico europeo.


Conocidos como los ‘foxes’, el año pasado el Leicester estuvo a punto de descender a la Championship, la Segunda División inglesa y actualmente, ocupa el primer puesto de la clasificación con un juego contundente, sencillo, eficaz y atrevido. El entrenador no es otro que Claudio Ranieri, ex entrenador del Valencia, Chelsea o Atlético de Madrid entre otros, quién ha comandado a una plantilla con figuras destacadas –hasta ahora desconocidos- como Jamie Vardy, Mahrez o Drinkwater.


Es un hecho curioso e incluso increíble que este pequeño club esté disputando de ‘tú a tú’ a rivales de la talla del Manchester City o Chelsea, dos de los equipos más poderosos de Europa. La Premier es un mundo aparte. Fundado en 1884, su historia no da para mucho. Siempre ha sido un equipo creado para merodear entre Primera y Segunda. Ha sido ganador en tres ocasiones de la Copa de la Liga (1963-64, 1996-97, 1999-2000) y en una de la Community Shield (1971), ha estado 46 campañas en la máxima categoría inglesa, con un segundo puesto en 1929, quedando a un punto del campeón, el Sheffield Wednesday (actualmente en Segunda).


Es por eso que la hazaña del Leicester City ha traspasado fronteras y su hinchada presume de la proeza de sus futbolistas.


Actualmente, a falta de 8 jornadas para que finalice el campeonato, el Leicester es líder de la Premier con 63 puntos, con una ventaja de 5 puntos sobre el Tottenham y 11 sobre el Arsenal (con un partido menos), segundo y tercer clasificados, respectivamente. Tiene 12 puntos de ventaja sobre el cuarto, el Manchester City (también con un partido menos por jugar).


Futbolísticamente hablando, el Leicester tiene un panorama factible para la consecución histórica del título. Recibe en el King Power Stadium a Newcastle, Southampton, West Ham, Swansea y Everton y tiene que visitar a Crystal Palace, Sunderland, Manchester United y Chelsea. Curiosamente, es raro que el Segundo y tercer clasificado sean Tottenham y Arsenal, dos míticos clubs que en los últimos años no han rendido lo suficiente como para luchar por la Premier. Parece que este año están sucediendo cosas que hoy en día, se escapan de la lógica del futbol moderno. A pesar de ello, nos alegramos de que así sea.


El Leicester es un milagro futbolístico, no económico, del siglo XXI. ¿Cuáles son las claves del éxito?


Hace 2 años, la temporada que estuvieron a punto de descender y sin embargo, consiguieron la salvación, el entonces entrenador, Nigel Pearson, atribuyó la milagrosa salvación a la fortaleza mental del grupo y al trabajo colectivo. Sin embargo, éstas fueron las señas de identidad del equipo incluso cuando los resultados no acompañaban. Cierto es que el fútbol es un estado de ánimo y la confianza fue fundamental en esa serie de triunfos, pero la racha salvadora se construyó sobre unos cimientos sólidos dentro y fuera del campo.


Una vez conseguida la permanencia, Pearson fue destituido por el Leicester City por diferencias con la directiva y en su lugar fue nombrado el italiano Claudio Ranieri, provocando los peores presagios para el club por parte de un amplio sector de la prensa. Sin embargo, Ranieri supo dar continuidad a la obra de Pearson, manteniendo lo bueno y mejorando lo mejorable.


Clave en la suave transición de Pearson a Ranieri y en conseguir lo mejor de la plantilla es el papel del segundo entrenador Craig Shakespeare, que lleva en el club desde 2008 con un paréntesis de un año en 2010. Esa comunión entre cuerpo técnico y plantilla es vital para sumar puntos en situaciones comprometidas. De hecho, esa fe y voluntad inquebrantable tan característica de este Leicester, lograda por ese buen ambiente en el vestuario, es una de las razones por las que se encuentra en lo mas alto de la mejor liga del mundo.


Otros rasgos fundamentales de este equipo son su gran funcionamiento, el aprovechamiento de sus recursos y la minimización de sus debilidades, elementos que probablemente conviertan el Leicester en el mejor bloque de la Premier League.


Mientras que el Manchester City tiene problemas en las transiciones defensivas, otros grandes equipos de la Premier evidencian otras debilidades. El Arsenal padece la irregularidad de sus principales figuras, la acumulación de lesiones y una falta de contundencia para culminar las jugadas de ataque; el Manchester United parece perder cada vez más su identidad y esta en punto muerto, sin saber qué hacer; el Liverpool y el Tottenham siguen en una interminable reconstrucción y el Chelsea se desmorona como lo hizo la burbuja inmobiliaria.


En medio de esa situación de los principales candidatos al título, el Leicester City sigue silenciosamente su marcha con un equipo sin fisuras en el que lo colectivo prima sobre lo individual. Los jugadores del Leicester no corren para sí mismos sino para sus compañeros. Piensan en el grupo ante todo.


Los hombres de Ranieri utilizan un 4-4-2 bastante rígido. En fase defensiva sus principales armas son una intensa presión en campo rival para evitar el contragolpe y, si puede, recuperar la pelota lo más arriba posible. En su campo levanta dos líneas de cuatro muy coordinadas y ordenadas aunque, al contrario que muchos equipos que prefieren defender la zona sin romper la estructura, el Leicester suelta al jugador más cerca de la pelota y se cierra por detrás para que el contrario nunca tenga tiempo para jugar con comodidad. Con su esfuerzo, el Leicester sabe llevar al rival al borde del precipicio y lo obliga a trabajar a destajo para no caer al vacío. Ningún otro equipo exige tanto de sus rivales. El trabajo de los foxes requiere de un esfuerzo físico tremendo.


En fase ofensiva, el equipo utiliza la rápida recuperación en campo rival para mantener el dominio del juego o los contragolpes veloces aprovechando los desmarques de sus delanteros. En el esquema de Ranieri, algunos jugadores son vitales para su buena puesta en práctica. Las dos principales figuras del equipo son Jamie Vardy y Riyad Mahrez.


Jamie Vardy es la gran figura de este Leicester. Es un delantero potente, incasable en los desmarques y rápido para escapar en carrera del defensa. Este goleador, que hace apenas cinco años estaba jugando fuera de la liga profesional con el Fleetwood Town, batió esta temporada un récord de la Premier League cuando anotó en 11 partidos consecutivos, superando la marca anterior de Ruud van Nistelrooy. Sus rutilantes actuaciones le han valido una convocatoria con la selección inglesa y seguramente Vardy viaje con el combinado de Hodgson para disputar la Eurocopa de Francia.


La segunda de las figuras, Mahrez, es un zurdo de un talento más compatible con un equipo superior. Su demarcación en el equipo es la banda derecha aunque en ataque cuenta con libertad de movimiento. En defensa es otra historia, Mahrez, debe recuperar la posición y trabajar la banda. Mahrez es creativo, habilidoso y goleador. "Cuando me llamó el Leicester pensé que era un equipo de Rugby" afirmo Mahrez en una entrevista hace unas semanas. Curiosidades de la vida, ahora esta a punto de coronarse campeón de la Premier.


En el centro del campo, el doble medio centro es el pilar que soporta el peso del equipo, en ataque y en defensa. Los dueños de los puestos son N'Golo Kanté y Danny Drinkwater, dos jugadores que difícilmente entrarían en las alineaciones principales de los equipos punteros de Inglaterra pero que su labor en el Leicester los ha convertido en casi insustituibles. Ambos saben encontrar espacio para recibir la pelota y dar continuidad al juego, tanto en su campo como en el rival.


En el aspecto defensivo, Kanté y Drinkwater practican una marca agresiva y son el tapón de la zona central, con una coordinación que permite que salga uno y se quede el otro. En el lado izquierdo del mediocampo está Marc Albrighton, que tuvo que irse del ahora colista Aston Villa para ser titular. Sus características de trabajo y generosidad lo convierten en un jugador ideal para el equipo de Ranieri. En los laterales, juegue quien juegue, el esfuerzo es casi sobrehumano para realizar la presión alta y no exponer la banda. Para esta función no puede faltar la colaboración de Mahrez y Albrighton.


Quizás nada de esto sería posible si la Premier League no tuviera una política de reparto equitativo de los derechos televisivos, fomentando de esa manera la competitividad y atenuando las divergencias económicas entre los clubes. De esa manera, en la temporada 2014-2015, cada uno de los equipos recibió 52,5 millones de libras. Además, Leicester percibió unos 8,7 millones adicionales por acabar en decimocuarto lugar y 7,5 millones por los partidos retransmitidos en directo, lo que produjo unos ingresos totales en la temporada 2014-15 de 68,7 millones de libras, excluyendo venta de entradas, traspasos, merchandising y otros conceptos.


Esta forma de distribuir el dinero de las televisiones ayuda a los modestos a luchar en mejores condiciones con los rivales más grandes y acaudalados de la liga y abre la puerta a historias como la del Leicester City.


Por otro lado, también existe una buena gestión financiera por parte de los dueños del Leicester. La inyección de capital que llegó hace unos años con Vichai Raksriaksorn, magnate tailandés propietario del consorcio King Power International, imperio de tiendas aeroportuarias libre de impuestos fue vital.


Desde su llegada, una promesa: poner al Leicester entre los grandes, aunque la inversión realizada en los primeros años, en torno a los 70 millones llevó al equipo al borde del Fair-Play financiero. Para salvarlo, Vichai tenía reservado un gran truco. Acudió a una estrategia financiera a la que se acogen varias empresas con problemas económicos. Emitió artificialmente 103 millones de acciones por valor de 1 libra canjeándolas por la deuda. El comprador de esas acciones no fue otro que el mismo consorcio King Power de la que es dueño. Así logró sanear el club y evitar el fair-play.


Asimismo, no hay que dejar de lado que el Leicester está cosechando unos números arrasadores en cuanto a puntuación en la Premier League. Es uno de los equipos que más puntos ha conseguido en estas jornadas en toda la historia.


Lo que está consiguiendo el Leicester City tiene muchísimo mérito en el fútbol actual pero es fruto del trabajo, el esfuerzo y el sacrificio por parte de una plantilla que lo está dando todo por el grupo, dejando las individualidades de los cracks mundiales que copan portadas de periódicos. Lo que está consiguiendo el Leicester es una revolución contra el fútbol moderno y la seña de ello es Jamie Vardy: un chaval de barrio que jugaba en la quinta división inglesa y que si no llega a ser por el futbol la vida le habría llevado a caminos peores. Lo que está consiguiendo el Leicester compitiendo y mirando de ‘tú a tú’ a equipos de talla mundial como el Manchester City o el Chelsea es digno de aplaudir. Desde Balón de Cuero queremos felicitar a los pupilos de Ranieri por el trabajo que está realizando y les animamos para que ganen la Premier League por primera vez en 178 años de Historia. Sin duda, será una gran alegría para todos los aficionados del fútbol.


Let’s go Foxes!!!


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